En la plantilla de Duro Felguera hemos vivido durante demasiado tiempo una grave incertidumbre sobre nuestro futuro.  Sin embargo, parece que los negros nubarrones que se cernían sobre esta empresa empiezan a disiparse. Es por eso que, llegado este momento, conviene reflexionar y analizar qué nos ha llevado a  una situación tan crítica, cuáles han sido los pasos dados para intentar salir de ella, y cómo los trabajadores, bien organizados, han coadyuvado en este proceso. También es bueno repasar dónde han estado cada uno de los actores políticos en todo el camino andado, quienes se pusieron de perfil y quienes no dudaron en situarse al lado de los trabajadores. 

A partir del año 2017, tras la perniciosa presidencia de Ángel del Valle, la continuidad de  Duro Felguera llegó a estar en peligro. Entonces,  ni los grandes accionistas ni el resto del Consejo pusieron fin a sus continuos desmanes. Fue la constitución de la llamada Asamblea de Trabajadores de Duro Felguera lo que supuso un antes y un después en la lucha por la supervivencia de la empresa, convirtiéndose esta Asamblea en un referente de la unidad de acción para la defensa de los derechos de los trabajadores en toda Asturias. 

Desde su nacimiento, a través de un funcionamiento asambleario y contra las opciones ofrecidas por los sindicatos al uso, la Asamblea empezó a convocar reuniones con todos los grupos políticos con representación institucional, a todos los niveles, llegando incluso al europarlamento. El objetivo era poner sobre aviso y dar visibilidad a la situación real y  de deriva que  estaba tomando la compañía, a merced de una gestión de absoluta incompetencia. 

Tanto el Gobierno del Principado, en manos del PSOE, como el del Estado, en las del  Partido Popular, dieron la espalda a la plantilla. El Gobierno central, además, tuvo la desfachatez de cerrar la puerta a los trabajadores de una empresa clave para nuestra industria mientras que con la otra mano rescataba una deficitaria red de autopistas con un coste superior a 1.000 millones de euros. 

Al mismo tiempo, las entidades bancarias bloqueaban la línea de avales de Duro, lo que hacía inviable la contratación de nuevas obras. La situación era de incertidumbre y de desesperanza, pero la plantilla no se rindió. Y aunque el Gobierno del Partido Popular nunca recibió a los trabajadores, jamás se abandonó la vía institucional ni la lucha.  

Nuestra voz empezó a oírse en el parlamento asturiano. Y hay que decirlo como es: fueron los diputados de Podemos en Asturies quienes se volcaron con los problemas de Duro Felguera mediante múltiples interpelaciones parlamentarias. Ellos, desde la tribuna parlamentaria, alertaron al Gobierno para que pusiera a disposición de la empresa los mecanismos necesarios para la búsqueda de un socio industrial. Un socio que aportase no sólo cartera de clientes sino también capital para favorecer la apertura de avales, entonces bloqueada.  

El tiempo apremiaba  y, ante la falta de acuerdos que desbloqueasen los avales y la ausencia del esperado socio, la plataforma de trabajadores fue consciente de que la única solución pasaba por la inversión pública temporal. Eso sí. Con una serie de premisas que no estaba dispuesta a negociar: mantenimiento del empleo, devolución de las ayudas públicas y eliminación de incentivos a directivos mientras no se devolviera el dinero público. Por fin, se puso nombre a la entidad: SEPI, es decir, Sociedad Estatal de Participaciones Industriales.

Hoy podemos celebrar que la intervención de la SEPI en Duro Felguera es una realidad. Una realidad que no se hubiera conseguido sin la fuerza y la unidad de los trabajadores. Que tampoco hubiera sido posible sin el imprescindible papel jugado por los compañeros del Tallerón, con cuyas acciones e implicación contamos desde el principio hasta el final y que fueron, sin duda, el gran valor para lograr la salvación de Duro Felguera. Y, por último, es de justicia resaltar la implicación de Podemos para conseguirlo. Organización que nos facilitó la llegada al Congreso de los Diputados y la posibilidad de exponer nuestra situación directamente, sin intermediarios, en Madrid. 

Es Duro Felguera un ejemplo de lucha y perseverancia. Y es, además, su historia una lección de que la unidad de los trabajadores con fuerzas políticas aliadas en las instituciones es capaz de transformar las condiciones materiales de vida y rescatar empresas imprescindibles para Asturias. Exacto. Luchar merece la pena. Estar en el Gobierno, también. Son cosas como esta las que hacen posible que gritemos una vez más con determinación y alegría que ¡Sí Se Puede!. 

Rubén Alonso Rodríguez

Trabajador de Duro Felguera y miembro del Consejo de Coordinación de Podemos Xixón

Artículo publicado en Nortes, el 11 de Marzo de 2021.